viernes, 28 de marzo de 2008

creatividad.




Sin salida

Se inicia por un laberinto, siempre debes de quedar sin salidas para que la mente evolucione, para que el sentido más extraño a la naturaleza surja, para que en conjunto de la mente, evolucionemos hacia un territorio desconocido e interpretado como inexistente hasta el momento de su formulación. “Todo lo que hemos pensado en algún momento es probable que haya sido pensado ya en el pasado...”

¿Qué?

Un sentimiento de duda y recelo me invade, trato, trato y trato pero nada sale de mi cabeza. Como pájaros sin alas, como barcos sin timón, voy a la deriva del destino ante el laberinto del que mi mente no puede salir. Veo muros y muros y puertas cerradas, pero no observo una salida ni una sola puerta que pueda forzar, todo depende de mí y de nadie más. Pero dime verdaderamente ¿quién soy yo?
No eres nadie, más bien, eres menos que nada, eres tan pequeño que en tu diminutes no te encuentras ni a ti mismo, siempre acudes a mi para salvarte, ayudarte, protegerte.

Tranquilo

Como si me hubiesen quitado cuarenta kilos de encima me siento, como si pesara menos, como si el sudor se hubiese secado de un instante a otro. El ruido y la perturbación disminuyen progresivamente y poco a poco me adentro en un lugar desconocido, un lugar tan pacifico como el más dulce sueño de la más hermosa doncella.
¡Pero estás solo! Y cuando me vaya, más solo quedarás. Ya veremos que clase de persona eres y veremos también como te enfrentas a tu peor enemigo, tu mismo.


Silencio/Nada

Y de pronto solo me quedé. No veo nada, no oigo nada, pero no tengo miedo ya que es aquí donde debo estar, aquí y en ningún otro lugar.
¿Dónde estás?
...
¿Estás?
...
Si, estoy solo.

¿Qué?

Otra vez me encuentro en la misma posición que al principio, pero es distinto, esta vez no poseo ese sentimiento de angustia, ahora veo de frente al laberinto y hablo con él, lo conozco, me familiarizo. Me estoy remitiendo al primer momento pero sigo exento de él.

Lluvia

Y de pronto como un torrencial de agua que cae sobre mi al descampado, comienzan a aparecer las imágenes y los sonidos, las puertas y escaleras, pero hay tantas, hay demasiadas, unas muy lejos, otras muy cerca. Y veo como sobre mí se van mezclando los colores, olores y sonidos creando una paleta se sensaciones que se aboca a mis sentidos y los desplaza de lugares reales a imaginarios, de experiencias a ideas, de claroscuros a arco iris.

Destrucción

Pero no me sirve, tengo todo lo que necesito, pero no me sirve. Mi mente ha trabajado mucho en crear este universo paralelo de fantasía real, pero no me sirve, debo empezar a romperlo todo, no porque me moleste, si no que debo transformarlo en algo que me sirva.
Piensas a futuro, ¿no?
Que importa, solo destruyo en pequeños pedazos que pueda tomar con mis manos, y el sentimiento de gratificación que ofrece la destrucción me envuelve.
Creo que se te esta pasando la mano...
¡Cállate!
“El silencio no engaña a la verdad.”

Reconstrucción

Como que si se me pasó un poco la mano...
Poco a poco voy reagrupando todos los colores, olores, sonidos y demás. Los voy organizando en suertes de montañas en mi cabeza y poco a poco voy volviendo a construirlo, lo que necesito, mi salida.
Deberías agradecer a tu mentor...
Haciéndolo bien, eso hago...

¡Éxito!

Al fin, después de toda esta travesía me siento contento con eso que construí. Llegue a mi salida, vencí al laberinto, controlé a mis adversarios y me controlé a mi mismo. Y como una majestuosa estructura post romana, la salida de yergue sobre mis ojos, irradiando su color perfecto, su sabor justo, su sonido sobrio, pero sobre todo mostrando su singular belleza, belleza como nunca se ha visto en esta vida, la clase de belleza que acaba de nacer.

“Todo lo que hemos pensado en algún momento es probable que haya sido pensado ya en el pasado, pero depende de nosotros hacerlo realidad.”

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