lunes, 23 de junio de 2008

una ración de vida, ¡con mucho mojo, por favor!



Es tal vez una de las palabras más usadas por mi. Cualquier persona que no me conozca creería que plagié el concepto de la película Austin Powers, los que me conocen tienen la certeza de que lo hice.

Al expresar mi concepto, en repetidas ocasiones me han preguntado por el significado. Pero el mojo es una de esas cosas de la vida que no tienen explicación, no porque no intente dársela, si no más bien porque no hay palabras acertadas que engloben la idea. Más allá de esto, trataré de hacérselos entender –aunque es como mil veces mejor verme dramatizándolo-

El mojo. El mojo es... el mojo es sensación y efecto, verbo, sustantivo, nombre y predicado. El mojo reside en nosotros –así como dios- y comienza en nuestras mentes; allí es donde se crea. Cuando pensamos, podemos hacerlo de tres formas, la usual, la creativa y la mojística. Hace que nuestras ideas tengan ese especial “noseque” que hace que sean especiales, no solo es ser creativo, si no ir un poco más y darle una trascendencia a la idea; el mojo trasciende.

Esa es la primera fase del mojo, donde alguien lo crea, pero resulta que el mojo posee ciertas cualidades, entre esas es la de ser común en todas las personas.
Cuando se expresa, el mojo en un segundo plano entra a nuestros cuerpos, moviendo todo lo que tengamos por dentro. Primero nos lleva a un estado de melancolía seguido por un letargo casi autista de nuestra mente. En ese momento empieza la fase más hermosa de la expresión, comienzas a sentir que algo en tu pecho comienza a elevarse, a separarse de ti. Un frío intenso te invade y tu respiración se acelera solo un poco, solo para que tu lo notes.

Y por fin sucede, se separa completamente de ti y pasa a formar parte del mojo, donde se mezcla tu esencia y sientes que interiormente bailas una danza sensual contigo mismo, como si te sedujeras a ti mismo, acariciándote y entregándote a esa sensación desconocida.
En mi caso, me siento como aturdido, con una suerte de miedo a entregarme a tanta hermosura. Luego, vuelves a la realidad dándote cuenta de que has pasado minutos u horas completas en ese estado, oyendo el silencio de la tertulia del mojo.

Una vez dijo una amiga: “para mi el mojito es la salsita esa de pollo a la brasa que si eres lo suficiente persuasivo te ponen de más. o sea, el mojito, lo que le da sentido al pollo, lo que hace del pollo pollo, y de la hallaquita milagro culinario de la pobreza. para mi, entonces (porque si, pogo, la vida es relativa) el mojo es lo que le pone el sentido como es” y la verdad es que ella no esta equivocada con su explicación, imagino que tendría hambre y eso se le salió –no se, pregúntenle- pero perfectamente acertó en el hecho de que el mojo es lo que le da sentido a la vaina esta que le decimos vida –ella le dice pollo- lo que hace de la vida vida o del pollo pollo.

No importa qué entendieron de lo que acabo de escribir, pues de nada sirve hasta que sientan el mojo. Siéntanlo y explíquenme qué es, porque aún hoy no lo se.
La foto es de un cuadro que hizo mi hermano... ¡maldita sea, ese carajo goza de un mojo que ni conoce!

2 comentarios:

araya dijo...

jajaja que le ocurria a tu amiga hambrienta?
si, el mojo es un termino excelente. y sabes algo? acabo de descubrir que rudyard kipling le llamaba el daimon. que te parece.
buen mojo.

Javier González León dijo...

jajaja... que ocurrencia, pues el daimon de kipling puede besarme mi mojudo antimperialista culo! xD... en serio, buena acotación!