martes, 6 de enero de 2009

y Hitler pedió la guerra por un zancudo!!!


¿Alguna vez se ha parado una mosca en tu pierna mientras tú la observas apaciblemente? Cuando esa mosca, en su insaciable vuelo se detiene en mi pierna, indetectable, insensible para mí, como si no existiera, como si ella no estuviese, o más bien el que no está soy yo, y de todos los lugares habidos y por haber en este infinito mundo de posibilidades extrañas, de advenimientos y desaventuras, ella elije pararse en mi pierna para descansar, para transmitirme su esencia, para hacerme dar cuenta que yo estoy allí y ella lo sabe, me siento lleno, pero lleno de una felicidad vacía e indescriptible, una sonrisa no salta a mi cara, pero mi alma se regocija en la felicidad de dos cuerpos tan distintos como fuese posible, que comparten tanto tiempo como espacio y que por la más grata y básica sensación de convivencia se unen para formar una sola alma. Me habla. Me escucha. Me entiende. Y solo es una mosca. Debería odiarla, debería matarla, es mi ruina. Pero la amo.

¡Qué falacia es el amor! Alguna vez conté como descubrí que el Niño Jesús no existía ¡y vaya sorpresa para mí el averiguarlo, vaya experiencia que marcó mi vida! Desde ese día de mi imberbe edad tomé la decisión de no creer a buenas y ligeras muchas cosas, pero hoy hice cita con mi teclado, una copa de vino, algún recuerdo de Beethoven y un poco de valor para poder decir lo que en algún momento pensé, lo que casualmente ahora pienso, para poder cuajar una metáfora entre lo que es la infancia y la adultez, en fin, lo que es el hombre en sí, y cómo en nuestra vida nunca dejamos de ser ingenuos, débiles, dependientes y muchas otras cosas que los niños son. Para poder decir que el amor es el Niño Jesús de los adultos.

Cada año nos acostamos a esperar a esa cosa de color rojo con forma de triángulo maltrecho a que atraviese nuestro corazón. Cada noche pensamos en cómo obtenerlo y cómo vamos a hacer para que, por fin, podamos descubrirlo en pleno, desenmascararle y verdaderamente ver quién es, creyendo que así vamos a sentirnos mejor, inconscientes de que, al hacerlo, sólo nos haremos más daño del que nos estamos causando, pero aún así seguimos, pujamos intentamos y poco nos damos cuenta de que siempre pasa y nunca lo vemos, poco nos importa, porque al fin y al cabo solo queremos los regalos que nos deja y que, al fin y al cabo, nos los terminan dejando las personas a que algo le importamos, lo suficiente como para que tengan piedad de nosotros o como para que nosotros tengamos piedad de ellos. Pero la piedad no es eterna y la confianza apesta, es por eso que el amor no perdura.

-Lo siento, voy por otra copa de vino- Y aunque Joe Cocker dice que el amor a primera vista existe de vez en cuando, y muchas personas son capaces de al menos agredirme verbalmente por lo que digo, no cambio mi forma de pensar. Y no los juzgo, ni siquiera he tenido la oportunidad de llamar a alguien novia –en mi muy personal caso- mientras que miles de personas si lo hacen, y a decir verdad jamás he llorado por una mujer, y con ansias espero hacerlo.

También la gente me habla del amor de una madre a un hijo –y me obligan a entrar en una situación al colocarme como ejemplo- pero mi más concreta respuesta, y a decir verdad la única que tengo, es una pregunta, ¿y qué pasa cuando la madre es drogadicta? ¿Acaso existe el amor de una madre por la droga? ¿Tanto así como para que ella deje de amar a su hijo y comience a amar a la droga? Y es cuando entramos en el ámbito bioquímico, cuando se expresa la dependencia química hacia la droga, y cuando yo expreso la dependencia química hacia otra persona, es allí cuando comienza el silencio tajante, tan espeso que puede ser cortado con uno de mis cuchillos.
Y el tema básicamente llega a concluir –porque se me acaban mis dos reglamentarias páginas de Word- tras el escalofriante silencio reflexivo de las personas, justamente cuando todos comienzan a desvariar y a cambiar de tema, justamente cuando una extraña mosca se detiene en mi pierna y la observo, y pienso, y me doy cuenta que todo lo que he dicho no sirve de nada, porque en ese momento soy partícipe de aquel producto del marketing mundial del 14/2 así como lo fui del 25/12, así como las iglesias van de compra en su “Semana Santa”, y todo porque una mosca se posó en mi humanidad ¿cuánto valen mis ideas si una mosca es capaz de barrer el piso con ellas?

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