viernes, 17 de abril de 2009

el péndulo de foucault


...Aprovechando el hecho de que no exísten, los rosacruces están en todas partes.

-Como Dios.

-Ahora que lo dices... Veamos, mateo, Lucas, Marcos y Juan son una banda de juerguistas que se reúnen en alguna parte y deciden hacer una apuesta, se inventan un personaje, se ponen de acuerdo acerca de unos pocos hechos esenciales y el resto que se lo monte cada uno, después se verá quien lo ha hecho mejor. Más tarde los cuatro relatos caen en manos de los amigos, que comienzan a pontificar, Mateo es bastante realista, pero insiste demasiado en esa historia del mesías, Marcos no está mal, pero es un poco caótico, Lucas es elegante, eso no puede negarse, Juan se pasa con la filosofía...pero, bueno, los libros gustan, pasan de mano en mano, y, cuando los cuatro se dan cuenta de lo que está sucediendo, ya es demasiado tarde, Pablo ya ha encontrado a Jesús en el camino de Damasco, Plinio inicia su investigación por orden del preocupado emperador, una legión de apócrifos fingen que también ellos están en el ajo... toi, apocryphe lectur, mon semblable, mon frère... A Pedro se le sube el triunfo a la cabeza, se lo toma en serio, Juan amenaza con decir la verdad, Pedro y Pablo le hacen apresar, le encadenan en la isla de Patmos, y el pobrecillo empieza a desbarrar, ve a las langostas en la cabecera de la cama, que se callen esas trompetas, de dónde sale toda esta sangre... Y los otros van diciendo que bebe, la arterioesclerosis ya sabe... ¿Y si realmente hubiera sido así?

-Fue así. A ver si lees a Feuerbach en lugar de estos libracos.

-Amparo, está amaneciendo.

-Estamos locos.

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